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❤️ Biografía de Abril Zamora

Ver el perfil del autor Roger Casadejús Pérez
Esta ficha de autor ha sido creada y escrita por Roger Casadejús Pérez
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Abril Zamora

Abril Zamora Peláez nació el 11 de noviembre de 1981 en Cerdanyola del Vallès, en la provincia de Barcelona. Su interés por el arte dramático surgió desde muy joven, impulsado por su pasión por la interpretación, la escritura y la búsqueda de identidad. Con el paso del tiempo se consolidó como una figura destacada del mundo audiovisual en España, no solo como actriz, sino también como guionista, directora y voz de la comunidad trans.

Durante su adolescencia empezó a participar en actividades teatrales locales. Más adelante, fundó su propia compañía teatral, Oscura Teatre, lo que le permitió experimentar con dramaturgia propia, así como explorar su faceta creativa detrás del escenario. Bajo ese sello escribió y dirigió obras teatrales que le sirvieron como campo de ensayo para pulir su estilo narrativo y poner en práctica visiones personales.

Como actriz, sus primeros pasos en televisión fueron como figurante o con papeles breves en algunas series emblemáticas del panorama español: colaboró en producciones como Los Serrano, Los hombres de Paco, Hospital Central o La que se avecina. Aunque esos papeles eran discretos, le permitieron familiarizarse con el medio televisivo y seguir construyendo su carrera.

El punto de inflexión llegó cuando decidió hacer pública su transición de género. Hasta 2017, era conocida bajo el nombre Abel, pero a partir de ese momento empezó a reconocerse como mujer y cambió su identidad pública a Abril. Ese proceso fue compartido con transparencia en redes sociales para visibilizar las realidades del colectivo trans. A pesar de los retos y las dificultades sociales, dio el paso con convicción y valentía.

Tras su transición, empezó a recibir papeles con mayor relevancia. Uno de los más reconocidos fue el de Luna Garrido en la serie Vis a Vis, donde interpretó a una mujer que atraviesa conflictos personales complejos. Esa interpretación le otorgó visibilidad mediática y le abrió puertas en el sector audiovisual. Por esa actuación fue nominada a “Mejor actriz revelación” en los Premios de la Unión de Actores y Actrices.

Paralelamente a su carrera actoral, desarrolló un fuerte interés por la escritura de guiones y la dirección audiovisual. En 2019 lideró el proyecto Señoras del (h)AMPA (serie de Telecinco), donde asumió funciones de creadora, guionista y directora. Esa serie reflejaba el humor, la ironía y situaciones cotidianas vistas desde una mirada crítica, con personajes femeninos protagonistas que se ven envueltos en situaciones insólitas.

Ese mismo año también colaboró en la escritura de episodios de la serie Élite. Su implicación en proyectos con tanta repercusión le permitió consolidar su reputación como guionista capaz de moverse en distintos géneros y formatos.

En el cine, participó en la película ¿A quién te llevarías a una isla desierta? (2019), encarnando un personaje que compartía su nombre. En 2020 dio el salto internacional al actuar junto a Sophia Loren en The Life Ahead (La vida por delante), en la cual interpretó a “Lola”. Ese proyecto le dio mayor visibilidad fuera de España y reforzó su vínculo con producciones internacionales.

Otro de sus grandes trabajos es la serie Todo lo otro, producida para HBO Max, donde no solo actúa como protagonista (interpretando a Dafne), sino que también es la creadora, guionista y directora. En esta serie explora las dificultades, aspiraciones y frustraciones de un grupo de personas de treinta y tantos años, y aborda temas universales como la identidad, las relaciones y el sentido de la vida, sin reducir al personaje a la condición de género, sino integrando su experiencia con naturalidad en una trama más amplia.

Además de su labor audiovisual, ha explorado el terreno literario. Bajo su nombre aparece la novela Ana ha besado a otro. También ha colaborado en libros vinculados al universo de Élite, como Élite: Asignatura pendiente y Élite: Al fondo de la clase. Su incursión en la literatura le permite extender su voz más allá de la pantalla, desarrollando personajes y relatos con fuerza propia.

Su postura pública y activa en temas sociales ha sido una constante a lo largo de su carrera. Consciente del impacto simbólico de su historia, ha asumido el papel de referente trans sin resignarse a él, pero aceptando que, en el contexto actual, visibilizar es imprescindible. En sus declaraciones ha afirmado que “llevar la etiqueta trans” es una responsabilidad con las generaciones que vienen, para que no les falten referentes. En paralelo, reconoce la carga emocional que eso conlleva y el desgaste que supone estar en el punto de mira. En 2025 protagonizó el regreso al teatro con Orlando, adaptación de la novela de Virginia Woolf, bajo la dirección de Marta Pazos, interpretando a la propia Woolf en una narración que aborda la fluidez de género. Fue su primer personaje femenino en escena tras su transición.

En cuanto a su vida personal, ha hablado abiertamente de las dificultades que vivió en su infancia y juventud. Ha relatado que tuvo una relación complicada con su padre, quien en algún momento rechazó su identidad femenina. Explica que durante años enterró esa parte de sí misma por miedo al rechazo social y familiar, así como por presiones culturales. Sin embargo, su decisión de ser auténtica también la impulsó a compartir su proceso como una forma de inspiración y transformación colectiva.

Dentro del mundo del entretenimiento, también ha participado como coach de interpretación en el concurso Operación Triunfo, aportando su experiencia profesional y su enfoque inclusivo. Aun siendo relativamente nueva en ese rol televisivo, su presencia ha sido celebrada, pues representa una apuesta por la diversidad en espacios masivos.

Su filmografía y trayectoria incluyen numerosos trabajos en cine, series y proyectos televisivos. Colabora habitualmente en formatos de ficción que combinan géneros —drama, comedia, realismo social— y mantiene una voluntad por abordar historias humanas con profundidad.

En los últimos años, su reconocimiento institucional también ha crecido. En 2022 recibió un “Reconocimiento Arcoíris” otorgado por el Ministerio de Igualdad de España por su labor de visibilización trans en el ámbito de la televisión, el cine y el teatro. Esa distinción reafirma su papel como agente de cambio en la industria cultural.

Siempre ha mostrado un interés genuino por conectar con su audiencia y con sectores marginalizados. A lo largo de sus apariciones públicas y entrevistas, ha defendido un arte comprometido que no rehúye la política ni las luchas sociales. Considera que el teatro, la televisión y el cine pueden servir para cuestionar estructuras, transformar prejuicios y ofrecer representaciones más inclusivas.

Hoy es una de las voces más potentes de la ficción contemporánea en España. Gracias a su talento y a su convicción, ha demostrado que la diversidad —lejos de ser un obstáculo— es fuente de riqueza narrativa. Su trayectoria, entretejida con sus vivencias personales, representa también una historia de superación, libertad y reivindicación. Sus obras, tanto en guion como en interpretación, trascienden su género para hablar de la condición humana en toda su complejidad.

Abril Zamora sigue explorando nuevos formatos, desafiando límites y consolidándose como creadora integral. Su recorrido es un testimonio del poder de la autenticidad y un impulso para quienes reclaman espacios reales en los medios.




💥 Nuestra crítica y opinion personal sobre sus obras

¡Imporante! La siguiente crítica representa una opinión personal basada en una lectura atenta de las obras de Abril Zamora y no pretende ser una verdad universal ni un juicio definitivo sobre su trabajo.

Te agradeceremos mucho que nos des tu opinión o tu crítica en nuestro foro.

Hasta la fecha, se pueden distinguir al menos tres títulos representativos de su obra literaria: Élite: Al fondo de la clase, Élite: Asignatura pendiente y Ana ha besado a otro. Los dos primeros forman parte del universo expandido de la exitosa serie Élite, y operan como novelas juveniles vinculadas al imaginario de los personajes televisivos. El tercero marca un salto hacia una narrativa más personal, íntima, alejada de franquicias preexistentes. Este tránsito manifiesta un deseo de asumir mayor riesgo literario y de desligarse de dependencias externas a su propio mundo creativo.

Ese cambio también conlleva que el tratamiento literario varíe: mientras los libros vinculados a Élite tienden a ajustarse a convenciones del género juvenil —Tramas amorosas, conflictos adolescentes, identidad, misterio—, en Ana ha besado a otro busca mayor complejidad emocional, multiplicidad de voces y estructuras menos previsibles. Ese movimiento, por sí solo, ya pone en evidencia su ambición como escritora.

Puntos fuertes

Voz cercana y tono conversacional

Uno de los rasgos más evidentes en su literatura es la construcción de una voz narrativa accesible, directa, casi como si el narrador estuviera conversando con el lector. Esa cercanía permite que las emociones se transmitan con limpieza, que los conflictos sentimentales resuenen con naturalidad y que la implicación emocional del lector sea rápida. Esa cualidad resulta especialmente potente en Ana ha besado a otro, donde el relato fragmentario y los saltos temporales apelan a la complicidad del lector para reconstruir afectos, dudas y contradicciones.

Ese tono desenfadado, lejos de empalagar, consigue que la lectura fluya con agilidad, incluso en los momentos introspectivos. No pretende disfrazarse de prosa “alta”, sino que apuesta por la claridad y el lenguaje contemporáneo —aunque esa decisión también acarrea sus retos, como se verá.

Temáticas contemporáneas y resonancia generacional

Otra virtud que atraviesa su obra es la elección de temas que dialogan con las preocupaciones de su generación: el amor no binario entre parejas, las dudas en relaciones estables, la identidad individual frente a las expectativas sociales, la infidelidad como fenómeno simbólico más que moralista, el peso del pasado romántico en el presente, la ansiedad existencial. En Ana ha besado a otro, el detonante es un beso aparentemente inocente que se convierte en desvelo interior, eje para explorar cómo los personajes se pierden en sus propias expectativas y en las exigencias externas.

Al situar a sus personajes en la treintena, en un entorno urbano como Madrid, con relaciones interpersonales modernas, medios digitales y cultura pop como telón de fondo, el universo narrativo se asemeja al de lectores potenciales, lo que favorece la identificación. Esa decisión genera una relación inmediata entre obra y lector contemporáneo.

Ambición estructural y experimentación narrativa

Sobre todo en su novela más reciente, se apreciaba un intento de romper la linealidad. La narración se fragmenta, fluctúa entre voces, retazos temporales y recuerdos que se solapan. Esa estrategia permite que el relato no se reduzca a una sucesión de hechos, sino que funcione como un puzzle emocional que exige del lector una labor activa: reconstruir relaciones, contrastar versiones, percibir silencios. Esa apuesta por la estructura abierta representa un paso adelante en su evolución como escritora.

Además, en esos pasajes intercalados se aprecia una intención metaficcional: en algunos momentos la narradora reflexiona sobre la propia escritura, cuestiona cómo contar el amor y asume conscientemente la fragilidad de la memoria.

Honestidad y riesgo emocional

Más allá del virtuosismo técnico, lo que da fuerza a sus obras es un pulso emocional honesto. La narradora no teme mostrar personajes con contradicciones, con emociones poco heroicas: dudas, inseguridades, celos sutiles, arrepentimientos. No hay grandes giros dramáticos forzados, sino decisiones que duelen porque surgen de lo íntimo. En ese sentido, su narrativa se arriesga más desde lo emocional que desde lo espectacular, lo que le da autenticidad.

Además, su condición como voz visible del colectivo trans aporta una tensión simbólica adicional: aunque no siempre explora explícitamente la identidad de género en sus novelas, su propia figura y contexto inevitablemente proyectan capas simbólicas que enriquecen la lectura.

Debilidades y áreas de mejora

Dependencia del contexto externo en las novelas Élite

Al tratarse de novelas derivadas de una marca televisiva, los dos primeros libros (Al fondo de la clase / Asignatura pendiente) sufren de cierta contención creativa. Demasiado a menudo, la narrativa queda subordinada a lo ya establecido en la serie —personajes con perfiles fijos, expectativas de fans, continuidad dramática—, lo que limita la libertad para explorar conflictos internos más radicales. Esa dependencia puede producir momentos en que la prosa se vuelve demasiado funcional, con diálogos al servicio del fan fic y menos carga literaria.

Además, el lector no inmerso en el universo televisivo podría sentirse desorientado: ciertos vínculos de personajes o referencias quedan implícitas en la serie y no siempre alcanzan la independencia suficiente en su versión literaria. Esa tensión entre fidelidad al universo televisivo y autonomía narrativa es un factor que lastra un poco su valor literario puro.

Tendencia al relato emocional “seguro”

Aunque la voz íntima y el tono cercano son fortalezas, en ocasiones la narrativa recae en zonas de confort: conflictos sentimentales ya muy transitados (infidelidad, duda amorosa, inseguridad de pareja) sin aportar matices suficientemente inéditos. En algunos pasajes, la historia avanza por el cauce de lo previsible: los personajes se mecen entre la culpa y el perdón, se estancan en dilemas internos que se conocen bien en la literatura sentimental contemporánea.

Ese recorrido seguro puede generar la sensación de que la obra no estira sus límites, que no explora territorios más peligrosos o esquivos. En ciertos momentos se echa en falta una fase de riesgo mayor: desenlaces inesperados, quiebres dramáticos que rompan la zona emocional cómoda del lector.

Desbalance en la tensión narrativa

La fragmentación temporal, aunque estimulante, puede generar también pérdida de tensión narrativa si no se modula bien. En los momentos de introspección, la narradora tiende a detener el tiempo excesivamente, lo que ralentiza la progresión de la trama principal. Ese vaivén entre acción y reflexión no siempre encuentra un equilibrio fino: puede que el lector fatigado sienta que el ritmo decae o que la historia se pierde en idas y venidas de memoria que no alimentan directamente el conflicto.

A veces los personajes secundarios no logran suficiente espesor dramático, sobreviviendo más como ecos del protagonista que como figuras con autonomía. Esa falta de densidad periférica puede hacer que ciertos giros carezcan de impacto emocional pleno.

Lenguaje contemporáneo con ocasionales simplicidades

Aunque el tono es deliberadamente accesible, en algunos pasajes la prosa incurre en expresiones demasiado coloquiales o giros discursivos ligeros que restan matiz. En su búsqueda de naturalidad, a veces sacrifica precisión descriptiva o recursos metafóricos más elaborados. No es que esas elecciones sean malas en sí mismas —de hecho, contribuyen al efecto de inmediatez—, pero pueden limitar la riqueza estilística al compararla con escritores que combinan voz informal con evocaciones simbólicas más densas.

Asimismo, el exceso de diálogos, con escasos respiros narrativos descriptivos, puede empobrecer el balance formal. En ciertos momentos se echa de menos un lenguaje más evocador, más explícito en los matices del paisaje interior o exterior (no necesariamente físico, pero sí emocional).

Valoración final

La propuesta literaria de Abril Zamora resulta estimulante dentro del panorama contemporáneo porque apuesta por tensionar el relato sentimental con estructuras abiertas, una voz siempre comprometida y conflictos íntimos que resuenan con lectores actuales. Aunque su obra aún no despliega la amplitud o la densidad de los grandes nombres de la narrativa moderna, ya muestra trazas de escritora en crecimiento, dispuesta a asumir riesgos formales y emocionales.

Sus puntos fuertes —la cercanía de su voz, la audacia emocional, la tensión de identidad generacional, la voluntad de experimentar— compensan con creces las debilidades (dependencias contextuales, momentos predecibles, rigidez en ritmo, lenguajes demasiado funcionales). Es muy probable que, si continúa explorando nuevos territorios, profundizando personajes secundarios y afinando el equilibrio narrativo entre acción e introspección, su obra evolucione hacia propuestas cada vez más sólidas y originales.

En definitiva, su producción literaria merece atención: representa una voz joven que interpela con ternura y ambición. Su estilo habla de una escritora que aún está forjándose, con claros aciertos y margen de mejora, pero con un camino prometedor. Lejos de cerrar un universo temático, invita al lector a acompañarla en esa construcción, reconociendo que la literatura de emociones, bien trabajada, puede convertirse en una forma legítima de exploración narrativa contemporánea.

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