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❤️ Biografía de Alfonso Zamora Llorente

Ver el perfil del autor Roger Casadejús Pérez
Esta ficha de autor ha sido creada y escrita por Roger Casadejús Pérez
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Alfonso Zamora Llorente

Alfonso Zamora Llorente (Madrid, 10 de diciembre de 1980) es un escritor español reconocido por su aportación al género del terror contemporáneo, la ciencia ficción y la narrativa apocalíptica. Su nombre se asocia principalmente a la exitosa saga De Madrid al Zielo, una serie de novelas ambientadas en un escenario zombi que ha logrado consolidarse como referente dentro del panorama literario español del género. A lo largo de su carrera, ha combinado la escritura con la coordinación de antologías, la colaboración con otros autores y la participación activa en asociaciones de escritores, convirtiéndose en una figura relevante en la difusión de la literatura fantástica y de terror en lengua castellana.

Con un estilo directo, visual y emocional, ha sabido conectar con una amplia base de lectores gracias a su capacidad para transformar el horror en una experiencia humana, donde los personajes enfrentan el miedo, la pérdida y la esperanza en contextos límite. Su obra, tanto en formato largo como en relatos breves, ha alcanzado un notable éxito editorial y ha contribuido a revitalizar el interés por el terror español contemporáneo.

Vida y formación

Nacido en el barrio madrileño de Vallecas, Alfonso Zamora Llorente creció en un entorno urbano que influiría en el realismo de sus descripciones y en la ambientación reconocible de muchas de sus historias. Desde temprana edad mostró un interés constante por la literatura, el cine de terror y la cultura popular, desarrollando una fascinación por los mundos postapocalípticos y las narrativas que exploran el comportamiento humano ante el colapso de la civilización.

Durante su adolescencia comenzó a escribir relatos breves como forma de expresión y experimentación. Aunque no hay constancia de una formación académica específicamente literaria, su aprendizaje fue eminentemente autodidacta, apoyado en lecturas intensivas de autores clásicos del género como Stephen King, H. P. Lovecraft o George A. Romero. Ese bagaje literario y cinematográfico configuró su imaginario creativo y lo impulsó a desarrollar un estilo personal centrado en la tensión narrativa y en la construcción de atmósferas opresivas.

En los años previos a su primera publicación, participó en diversos foros y colectivos literarios, donde fue puliendo su voz narrativa y conociendo a otros autores del género fantástico español. Su implicación en estas comunidades le llevó a fundar la asociación de escritores Esmater, orientada a la promoción de autores noveles del género de terror y fantasía. Asimismo, formó parte de Nocte, la Asociación Española de Escritores de Terror, donde afianzó su presencia dentro del circuito profesional del género. Estas experiencias fueron decisivas en su desarrollo como escritor y en su comprensión del sector editorial.

Trayectoria profesional

La carrera literaria de Alfonso Zamora Llorente se consolidó a partir de la publicación de De Madrid al Zielo, su primera novela larga, que alcanzó una gran repercusión entre los aficionados al género zombi. Ambientada en una Madrid devastada por una infección que transforma a la población en seres violentos, la historia combina acción, crítica social y drama humano. El éxito de la obra, tanto en formato físico como digital, dio origen a una saga que pronto se convirtió en su sello personal.

El impacto de la primera entrega lo impulsó a escribir continuaciones que ampliaron el universo narrativo y profundizaron en los personajes y sus dilemas. Con cada nueva publicación, el autor fue ganando lectores y consolidando su posición dentro del panorama del terror nacional. Paralelamente, participó en antologías colectivas y coordinó varios volúmenes de relatos, aportando su experiencia y su nombre a la promoción de nuevos escritores.

Además de su faceta novelística, ha desarrollado un papel activo como divulgador del género, participando en presentaciones, ferias del libro y eventos culturales en toda España. Su relación con los lectores, muy cercana y constante a través de redes sociales y encuentros literarios, ha contribuido a fortalecer su comunidad de seguidores y a mantener viva la saga más allá de los propios libros.

Obras literarias destacadas

Entre las obras más relevantes de Alfonso Zamora Llorente destaca la saga De Madrid al Zielo, que constituye el eje principal de su producción.

De Madrid al Zielo (2010) fue su debut editorial y la obra que lo catapultó al reconocimiento dentro del género. La historia transcurre en una capital española sitiada por un brote vírico que provoca el caos absoluto. Con un ritmo trepidante y personajes reconocibles, la novela combina el terror apocalíptico con un retrato realista del colapso social.

De Madrid al Zielo: Última Batalla (2014) continuó la trama de la primera entrega, intensificando la acción y explorando la resistencia humana en condiciones extremas. El autor amplió el universo de la saga con nuevos escenarios y personajes, logrando mantener el interés de los lectores y consolidar el éxito inicial.

De Madrid al Zielo: Resistencia (2017) profundiza en las consecuencias morales y emocionales del apocalipsis, mostrando cómo los supervivientes evolucionan ante la desesperación.

De Madrid al Zielo: Orígenes (2022) cierra temporalmente la saga, ofreciendo una mirada retrospectiva a los inicios de la pandemia ficticia que da origen a todo el relato.

Fuera de esta serie, el escritor publicó El Peregrino (2019), una novela independiente ambientada en el Camino de Santiago, donde el horror adopta tintes sobrenaturales y simbólicos. En esta obra demuestra su capacidad para moverse fuera del marco zombi, manteniendo su sello característico de tensión psicológica y atmósfera oscura.

También ha contribuido a diversas antologías con relatos breves, entre ellos 200 Baldosas al Infierno, Zombies y otros proyectos colectivos. En muchos de esos textos se percibe su habilidad para condensar emociones intensas y para transmitir inquietud en pocas páginas.

Temas y estilo narrativo

El universo narrativo de Alfonso Zamora Llorente se articula en torno a varios ejes temáticos que definen su obra. El primero y más evidente es la supervivencia: sus personajes se enfrentan constantemente a la destrucción del mundo conocido, obligados a adaptarse a entornos hostiles donde las normas morales y sociales dejan de existir. A través de estos contextos, el autor examina la condición humana, la fragilidad de la civilización y los límites del comportamiento ético.

El horror psicológico también ocupa un lugar central. Más allá de las criaturas o amenazas externas, sus historias exploran el miedo interior, la culpa, la soledad y la desesperanza. En muchos casos, los monstruos que aparecen en sus novelas funcionan como metáforas de la deshumanización y de los conflictos internos del individuo contemporáneo.

Otro elemento recurrente es el realismo urbano. Ambientar el apocalipsis en espacios reconocibles, como la ciudad de Madrid, permite que el lector perciba el terror como algo cercano y verosímil. Esa proximidad con lo cotidiano potencia el impacto emocional de sus historias.

En cuanto al estilo, su prosa es clara, ágil y visual, con un fuerte sentido cinematográfico. Evita los excesos descriptivos y apuesta por un lenguaje directo que favorece la inmersión inmediata en la acción. Alterna momentos de alta tensión con pausas introspectivas que permiten conocer la psicología de los personajes. Sus diálogos son naturales y contribuyen al ritmo narrativo, mientras que la estructura de sus novelas suele organizarse en secuencias cortas que refuerzan la sensación de urgencia.

El equilibrio entre lo real y lo fantástico, junto con una preocupación constante por la evolución emocional de los protagonistas, hacen de su obra un ejemplo contemporáneo del terror humano, más centrado en las emociones que en el mero impacto visual.

Reconocimiento y legado

El éxito de Alfonso Zamora Llorente dentro del género se debe tanto a la calidad de su obra como a su compromiso con la comunidad literaria. Su saga De Madrid al Zielo se ha convertido en una referencia obligada dentro del terror español reciente, con miles de lectores y múltiples reediciones. La crítica ha destacado su capacidad para revitalizar el subgénero zombi, aportando un enfoque más humano, reflexivo y emocional que el habitual en este tipo de relatos.

Más allá de su labor como novelista, su trabajo como coordinador de antologías y presidente de la asociación Esmater ha contribuido significativamente a la promoción de nuevos talentos literarios en España. Esta vertiente de su carrera lo sitúa como un agente activo en la construcción de una red sólida de autores de terror y fantasía, algo especialmente valioso en un género tradicionalmente minoritario en el mercado editorial español.

Su influencia se extiende también al ámbito cultural, donde se le reconoce por haber acercado el terror a un público más amplio y haber demostrado que este género puede abordar temas sociales, emocionales y filosóficos sin renunciar al entretenimiento.

Con un futuro creativo aún en expansión, Alfonso Zamora Llorente se ha consolidado como una de las voces más representativas del terror contemporáneo en español. Su obra no solo refleja los temores colectivos de una sociedad en crisis, sino que también ofrece una mirada introspectiva sobre la esperanza, la resistencia y la naturaleza humana ante la oscuridad.




💥 Nuestra crítica y opinion personal sobre sus obras

¡Imporante! La siguiente crítica representa una opinión personal basada en una lectura atenta de las obras de Alfonso Zamora Llorente y no pretende ser una verdad universal ni un juicio definitivo sobre su trabajo.

Te agradeceremos mucho que nos des tu opinión o tu crítica en nuestro foro.

Crítica general de sus obras

La obra del autor se inscribe claramente en el territorio del género fantástico y de horror, con una especial predilección por las tramas apocalípticas y la crisis existencial como detonante narrativo. A lo largo de sus novelas y relatos, se aprecia un arco temático relativamente coherente, con constantes que atraviesan sus textos y construyen una identidad literaria reconocible. Al analizar su producción desde una mirada crítica, es posible identificar aciertos significativos, algunas flaquezas recurrentes y un valor creciente para el panorama del terror en lengua castellana.

A grandes rasgos, su obra se distingue por un pulso narrativo basado en el conflicto extremo, donde el ritmo y la urgencia suelen primar sobre las decoraciones literarias. No busca el artificio estilístico sofisticado, sino que procura sumergir al lector en la tensión cotidiana del desastre. Esa estrategia narrativa le da solidez como autor de género, aunque también lo expone a críticas sobre profundidad y corrección textual. En conjunto, sus textos pueden considerarse eficaces como vehículo de entretenimiento íntimo y visceral, más que como ejemplos excelsos de experimentación formal.

Rasgos generales de su estilo

Una de las características más evidentes del estilo es su inclinación hacia la prosa directa y ágil. Evita las digresiones extensas innecesarias y apuesta por escenas compactas, con cambios de foco rápidos y una alternancia entre acción y momentos más pausados. Esta inmediatez contribuye a que el lector permanezca enganchado, pues cada capítulo tiende a cerrar con un impulso narrativo que impulsa la lectura hacia delante.

El lenguaje empleado es de registro medio-bajo, con vocabulario cotidiano y comprensible para un lector amplio. No son habituales los giros barrocos ni las frases complejas: la apuesta es por la claridad. Eso permite una lectura fluida, aunque esa sencillez también genera críticas cuando algunos pasajes revelan un uso excesivo de adverbios modales, verbos comodín o construcciones poco ágiles. A veces el estilo aparente revela cierta debilidad en la corrección o en el pulido de frases, con repeticiones perceptibles o giros algo torpes.

El ritmo es un elemento fundamental: domina la tensión progresiva, con escaladas en los momentos claves y pausas estratégicas para explorar los estados emocionales de los personajes. En la mayoría de sus narraciones, hay un sentido cinematográfico tácito: la composición de escenas busca impacto visual y sensaciones inmediatas. No obstante, esa mirada visual no siempre va acompañada por el desarrollo atmosférico profundo, lo que en algunos pasajes puede restar intensidad ambiental frente al horror.

También destaca el uso del cambio de perspectiva o la alternancia de puntos de vista, aunque su manejo no siempre es impecable. En ocasiones el paso entre una narrativa en primera persona y otra en tercera aparece sin separación clara, lo que puede generar cierta confusión en el lector. Esa flexibilidad narrativa es ambiciosa, pero exige disciplina técnica que en algunos momentos resulta desigual.

Temas recurrentes y visión del mundo

El tema central que atraviesa sus textos es, sin duda, la supervivencia en entornos hostiles. Plantea escenarios límite donde la civilización se desmorona y los protagonistas deben reinventarse ante la pérdida de seguridad, recursos y certezas. En ese crisol, emerge una exploración constante de la condición humana: ¿cómo se reconstruyen los vínculos, qué papel juegan los miedos, cuánta violencia interna se permite cuando existe un enemigo externo?

Junto a eso aparece con frecuencia la tensión entre lo individual y lo colectivo. Sus historias muestran que la salvación rara vez es un logro solitario: las tramas suelen girar en torno a grupos humanos con conflictos internos, alianzas precarias, traiciones y lealtades que se ponen a prueba. Esa dialéctica permite mostrar la fragilidad del proyecto común, pero también la esperanza que puede emerger en lo colectivo.

Otro hilo recurrente es la colisión entre lo natural y lo monstruoso. El autor no se queda en el horror meramente físico: muchas veces los antagonistas (virus, zombis, fuerzas sobrenaturales) funcionan como metáfora de amenazas más difusas: el miedo interior, la culpa, la oscuridad latente del individuo. La presencia del elemento sobrenatural en algunas obras propone una mirada simbólica: no solo fallecen cuerpos, también se abrasan almas.

La mirada filosófica que subyace en sus textos no es explícita, sino sugerente: detrás del desastre late una pregunta sobre sentido, sobre la resistencia ante lo inevitable, sobre la dignidad aún en la caída. No pretende resolver la existencia, pero sí provocar la reflexión desde el vértigo. Esa tensión entre espectáculo y profundidad configura una voz literaria que aspira a más que el mero impacto visual.

Puntos fuertes

Uno de los logros más sólidos es la capacidad del autor para atrapar al lector desde los primeros compases. Su sentido del ritmo y del suspense funciona como imán narrativo: impulsa la lectura y mantiene la tensión hasta el desenlace. Esa fuerza narrativa le confiere un valor notable dentro del género, en el que la lectura entretenida y emocionante es un requisito mínimo.

También destaca su habilidad para conectar lo fantástico con lo cotidiano. Al ubicar el apocalipsis en escenarios reconocibles, en ciudades con nombres concretos, con referencias locales, consigue que lo extraordinario resulte cercano. Esa cercanía le da peso al horror: lo percibes como algo posible, no como mera fantasía distante.

El tratamiento de los personajes, sin ser siempre impecable, suele contar con momentos de humanidad creíbles. En momentos de calma —por breve que sea— presta atención a los temores, los recuerdos, las contradicciones internas. Esa mirada íntima rompe el ritmo acelerado para otorgar sustancia emocional. Es en esos instantes donde el lector puede respirar y empatizar con los sobrevivientes, reconociendo que la ficción extrema también puede contar con agrietamientos del alma.

Otro punto fuerte es su vocación de coherencia interna del universo narrativo. Aunque puedan aparecer giros sorprendentes, el autor tiende a sostener una lógica interna plausible dentro de su premisa fantástica. Esa consistencia ayuda a que el lector acepte los saltos argumentales que de otro modo resultarían forzados. En general, aun con imperfecciones, el mundo ficticio funciona como un organismo con reglas propias.

Finalmente, su contribución al género en español tiene valor simbólico: ha ayudado a consolidar una corriente de autores que apuestan por el terror moderno con sensibilidad emocional. En ese sentido, su obra no solo suma títulos, sino que contribuye a legitimar un espacio literario que con frecuencia es subestimado.

Puntos débiles

Una de las críticas más recurrentes es la corrección textual. Algunos lectores señalan que en sus primeras obras se deslizan repeticiones, construcción débil de frases y uso excesivo de adverbios o verbos comodín. Esa debilidad estilística puede restar brillo al relato en momentos donde el lector espera tensión no solo por la trama, sino por la precisión del lenguaje.

El manejo de los puntos de vista narrativos es otro aspecto vulnerable. Al alternar entre primera y tercera persona sin siempre marcar transiciones claras, se generan saltos que pueden desorientar. Ese tránsito exige disciplina narrativa que no siempre aparece con plena solidez.

Algunos giros argumentales chocan con la premisa inicial. En ciertas entregas, elementos sobrenaturales o revelaciones pueden sentirse insertados con demasiado abrupto, sin la suficiente gradualidad o preparación, lo que puede alentar la sensación de «parche» narrativo. En esos casos, la sorpresa peca de literalidad en lugar de sugerencia, lo que reduce el efecto de asombro.

Otra limitación suele aparecer en la ambientación y la atmósfera. En muchos pasajes el foco recae en personajes y acción, pero las descripciones ambientales o la construcción sensorial del entorno pueden quedar someras. En situaciones donde el horror se ve favorecido por la densidad atmosférica, esa carencia resta peso al impacto emocional.

Finalmente, en ocasiones la progresión dramática puede adelantar ciertos desenlaces que el lector intuye antes de tiempo, lo que disminuye el efecto sorpresa. Una estructura demasiado previsible puede restar fuerza a giros que, con otro tratamiento, habrían resultado más contundentes.

Valoración final

La obra del autor representa una contribución valiosa al panorama contemporáneo del terror en lengua castellana. Si bien no aspira a la experimentación radical ni al perfeccionismo formal absoluto, su propuesta narrativa concilia tensión, emoción y reflexión con eficacia. Su capacidad para hacer del horror una experiencia humana, sumergiendo al lector en crisis personales y globales, demuestra una voz con identidad literaria propia.

Sus textos ofrecen una lectura intensa, adictiva, que puede satisfacer tanto al aficionado al género como al lector ávido de tramas extremas con matices humanos. Aunque presenta fallos técnicos y ciertas inconsistencias, esos aspectos no eclipsan sus aciertos en ritmo, coherencia interna y capacidad para conectar lo fantástico con lo íntimo.

En el conjunto del género fantástico español, su obra emerge como una referencia emergente con proyección. Ha ayudado a fortalecer una corriente de narradores que apuestan por el terror serio y cercano, y ha validado la idea de que lo fantástico puede dialogar con lo cotidiano. En definitiva, su producción literaria merece reconocimiento: no solo entretiene, sino que aporta un pulso emocional y narrativo que enriquece el horizonte cultural del horror en español.

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