Llegué tarde a 'Sexo en Nueva York', pero también echaré de menos a sus personajes tras el final de 'And Just Like That...'

Esta noticia ha sido escrita por Roger Casadejús Pérez.

DESCUBRIENDO 'SEXO EN NUEVA YORK' TARDE

No siempre conectas con todas las series que heredas de otra generación. A veces las percibes como un artefacto cultural ajeno, te parece interesante observarlo pero no te llaman lo suficiente como para entrar en ellas. Eso es lo que me ocurrió a mí con 'Sexo en Nueva York', una serie omnipresente en las conversaciones sobre televisión, pero que no había visto, a pesar de ser consciente de que siempre será un producto insustituible de la historia de la televisión.

EL IMPACTO DE 'AND JUST LIKE THAT…'

Sin embargo, con la llegada de su spin-off 'And Just Like That…', acabé cayendo de lleno. Y ahora que se ha confirmado que esta etapa también llega a su fin, me he dado cuenta de lo que ha supuesto 'Sexo en Nueva York'.

UN DIARIO ÍNTIMO DESCUBIERTO

Entrar en la serie tan tarde, con más de dos décadas de retraso respecto a su estreno original, ha sido como abrir un diario íntimo escrito para otra persona y descubrir que también habla de ti. Hay un placer especial en dejarse llevar por personajes que ya forman parte del imaginario colectivo, pero que para ti son un descubrimiento. La moda, los diálogos, las calles de Nueva York... Todo era familiar y también algo completamente nuevo.

EL VALOR DE LOS PERSONAJES

Es cierto que mi vínculo con la serie no puede ser igual al de quienes la siguieron semana a semana desde finales de los 90. Para muchos espectadores de esa generación, Carrie, Miranda, Charlotte y Samantha fueron las primeras protagonistas de una serie que hablaban de sexo y amistad entre mujeres con franqueza y libertad. Yo llegué con otros referentes y en otra era televisiva, pero encontré algo que traspasa la línea temporal.

TRASCENDENCIA MÁS ALLÁ DEL TIEMPO

Y ahora que el viaje termina para siempre, me queda una sensación que mezcla tristeza por no volver a ver a estos personajes en nuevas historias y también cierto agradecimiento por haber podido, aunque sea tarde, entrar en su universo. 'Sexo en Nueva York' no solo es una serie mítica que todo el mundo ha visto, también es un pedacito de mi propia historia como espectador.

LLEGANDO TARDE PERO SIEMPRE A TIEMPO

Cuando se emitía 'Sexo en Nueva York', yo no estaba en la conversación. Era demasiado pequeña y aunque después empecé a saber de ella por su fama o las frases lapidarias de Carrie, mi consumo de la televisión iba por otros caminos. Mi acercamiento se produjo años después, casi por curiosidad y porque quería entender por qué todo el mundo la tenía en cuenta como algo que había marcado un antes y un después.

UN PUNTO DE INFLEXIÓN EN TELEVISIÓN

Y lo cierto es que siempre ha sido un punto de inflexión en televisión. Pero lo interesante fue que, incluso años después, la serie seguía sin perder su frescura. El humor, las discusiones sobre relaciones, la exploración de la ciudad... Todo mantenía su fuerza y no se ha diluido, incluso a pesar de que el contexto que la rodea haya cambiado tantísimo.

LA REVOLUCIÓN DE 'SEXO EN NUEVA YORK'

Para la generación que creció viéndola (e incluso para los que llegamos después), 'Sexo en Nueva York' fue toda una revolución porque rompía tabúes y mostraba las vidas de un grupo de mujeres sin edulcorar. No era perfecta y ya había visto cómo se rompían esos tabúes en otras ficciones, pero ha sido una de las pocas ficciones que ha sabido envejecer, consciente de cómo se abrió paso y allanó el camino para otras que llegaron después.

EL RETRATO DE LA AMISTAD

Además, en ella encontré algo que no pasa de moda: el retrato de la amistad como salvavidas, incluso en medio del caos. Y esa energía no se pierde aunque la veas 20 años tarde, porque al final el impacto de algo no depende tanto de la novedad, sino de la autenticidad con la que está contando su historia.

UN ADIÓS DEFINITIVO

Saber que no habrá más 'Sexo en Nueva York' tiene un punto melancólico. Para la generación que la vivió en directo, es el cierre de un ciclo emocional. Para quienes llegamos tarde, es distinto porque acabamos de encariñarnos de ella y ya tenemos que despedirnos.

EL FINAL DE UN RELATO COMPLETO

Pero este año también es una oportunidad para cerrar el visionado con una perspectiva completa. He visto la serie original, he seguido el spin-off, y ahora puedo guardar la historia entera como un relato completo, sin la espera ni las dudas de si volverán. Y lo cierto es que, en un mundo de series interminables o de finales abiertos, es todo un lujo.

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