Libros de Alejandro Zambra

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❤️ Biografía de Alejandro Zambra

Nació en Villa Portales, Chile, en 1975. Cuando tenía cinco años, su familia se trasladó a Villa Las Terrazas, Maipú. En su primer año de secundaria, Zambra solicitó la admisión en el Instituto Nacional José Miguel Carrera. Completó sus estudios de lengua y literatura española en la Universidad de Chile.

En 1997, ganó una beca en Madrid. Obtuvo un máster en Lingüística Española en el CSIC en España.

Zambra comenzó su carrera literaria como poeta, publicando su primer libro de poesía, Bahía Inútil, en 1998 y el segundo, Mudanza, en 2003, antes de dedicarse a la ficción: Su primera novela, Bonsái, publicada por la editorial española Anagrama en 2006, fue inmediatamente aclamada por la crítica.

Se ganó el apoyo del público y de las masas. Fue traducido a varios idiomas y llevado al cine por Cristian Jiménez, que se presentó en el Festival de Cannes en 2011.

Es doctor en literatura por la Universidad Católica y profesor de literatura en la Universidad Diego Portales. Junto a Andrés Anwanteer, dirige la revista de poesía Humo y escribe crítica literaria y columnas en diarios como Las Últimas Noticias (durante tres años para «Hoja por hoja»), El Mercurio, La Tercera y The Clinic. También escribe en la revista literaria «Babelia» de «El País» y en las revistas españolas «Turia» y «Letra Libre de México».

Alejandro Zambra también fue elegido como uno de los mejores narradores jóvenes en español por la revista Granta.

 

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Julio, el protagonista silencioso de esta obra, se encuentra atrapado en la seriedad y la falsedad, llegando a convencerse de que es preferible recluirse en su habitación para observar el desarrollo de un bonsái en lugar de deambular por los incómodos senderos de la literatura. Según el narrador, este relato elíptico y vertiginoso se convierte en una historia ligera que adquiere peso, marcada por la inquietante desaparición de una mujer.

Siguiendo el consejo de Jorge Luis Borges de redactar como si se tratara del resumen de una obra ya escrita, Alejandro Zambra ha logrado en este libro, de manera similar a cómo un bonsái difiere de un árbol, crear una novela-resumen o, más precisamente, una novela-bonsái: una novela corta o un relato largo.

«Bonsái», el brillante debut narrativo de Alejandro Zambra, que inspiró la película del mismo nombre dirigida por Cristián Jiménez y estrenada en la sección «Un certain regard» del Festival de Cannes 2011, no es solamente, como menciona Leila Guerriero en su elogio para el epílogo de esta edición, «una primera novela (…) que ha llegado hasta hoy sin perder su integridad»: es la obra de «un escritor con una percepción absoluta», donde «cada párrafo es esencial» y no le falta ni le sobra nada; en definitiva, es una obra literaria que emana una «escalofriante sensación de vida» y que ya se ha convertido en un clásico contemporáneo.



 

Verónica se retrasa, Verónica demora inexplicablemente y el libro continúa hasta su regreso o hasta que Julián esté seguro de que no volverá. Hacia el final, Julián anhela escribir y no ser escrito, pero esperar es permitirse ser escrito: esperar es seguir una constante deriva de imágenes. Así pues, la historia comienza mucho antes de esa última noche, tal vez en una tarde de 1984, con la escena de un niño que observa la televisión. Y culmina con las inevitables especulaciones sobre la vida de Daniela, la hija de Verónica, a los veinte, veinticinco, treinta años, mucho tiempo después de que su padrastro le narrara historias acerca de los árboles. ¿Por qué leer y escribir libros en un mundo al borde del colapso? Esta interrogante rodea cada página de «La vida privada de los árboles», una novela que confirma a Alejandro Zambra como uno de los escritores más fascinantes de las nuevas generaciones.



 

«Formas de volver a casa» aborda la generación de aquellos que, como afirma el narrador, aprendieron a leer o dibujar mientras sus padres se convertían en cómplices o víctimas de la dictadura de Augusto Pinochet. La esperada tercera novela de Alejandro Zambra nos sumerge en el Chile de mediados de los años ochenta a través de los ojos de un niño de nueve años.

El autor busca la necesidad de una literatura desde la perspectiva de los hijos, una mirada que desafíe las versiones oficiales. Sin embargo, no se trata únicamente de rebelarse contra la figura paterna, sino de comprender verdaderamente lo que sucedía en aquellos años. Por ello, la novela desnuda su propia construcción a través de un diario en el que el escritor registra sus dudas, propósitos y cómo la inquietante presencia de una mujer influye en su trabajo.

Con precisión y melancolía, Zambra reflexiona sobre el pasado y presente de Chile. «Formas de volver a casa» es la novela más personal de uno de los mejores narradores de las nuevas generaciones. Un libro que confirma lo que Ricardo Piglia ha expresado sobre Alejandro Zambra: «Un escritor destacado, muy perceptivo ante la diversidad de formas».

«Formas de volver a casa» ha sido galardonada con el Premio Altazor y el Premio del Consejo Nacional del Libro de Chile en 2012.



 

Apasionado, singular, divertido y melancólico. Un elogio original a la lectura.

La inconfundible voz de Alejandro Zambra resuena con fuerza y delicadeza en las páginas de esta obra, que, impulsada por la paradoja de su título, puede entenderse como un elogio original a la lectura.

«Inventario de filias, fobias y caprichos», un delicioso álbum de citas, proyectos frustrados y declaraciones de amor —a las fotocopias, a la penumbra, a la palabra borrador, a la poesía chilena y a los escritores marginales del boom latinoamericano—, «No leer» es un libro apasionado, peculiar, divertido y melancólico. Pertenece a uno de los escritores latinoamericanos más talentosos y reconocidos de los tiempos recientes.



 

Este libro de relatos puede ser abordado tanto como una novela unificada o como once breves novelas almacenadas en la carpeta «Mis documentos».

En ocasiones, parece ser el mismo personaje, un trasunto del autor, quien narra sus adversidades como estudiante y profesor, o registra su malhumorado intento de dejar de fumar. No obstante, la ilusión de una vida propia, promovida por la famosa carpeta de Windows, se desvanece rápidamente: los documentos de uno son, en última instancia, los documentos de todos, pareciera sugerirnos Zambra, especialmente cuando se habita en un país que necesita explorar su pasado.

Con su característica fina ironía y precisión, con humor y melancolía, con espíritu paródico y a veces con rabia, Alejandro Zambra traza la existencia anodina de hombres que se aferran a una antigua idea de la masculinidad, o el tránsito de seres oscilantes que apuestan sus últimas fichas al amor. La búsqueda constante del padre, la obsolescencia de objetos y sentimientos que parecían eternos, el desencanto de los jóvenes durante la transición, la impostura como única forma de arraigo y la legitimidad del dolor son algunos de los temas que atraviesan este libro.

«Mis documentos» nos presenta a un autor que consolida y proyecta su estilo personal hacia nuevos horizontes. Esta edición cuenta con dos textos adicionales, uno del crítico británico James Wood y otro de la escritora chilena Alejandra Costamagna, quienes testimonian la creciente y entusiasta aceptación de la trayectoria de Alejandro Zambra por parte de la crítica internacional, así como la admiración que su carrera, merecedora de destacados premios, despierta entre sus colegas.



 

Contra la ilusión de una respuesta única, contra el facilismo que elimina matices y neutraliza el pensamiento, se alza este audaz, amargo y divertido libro basado en un modelo antipático, tal vez el más antipático de todos: un examen de selección múltiple para acceder a la educación universitaria, específicamente aquel al que miles de jóvenes, a lo largo de décadas, se enfrentaron al postular a las universidades chilenas.

«A ustedes no los educaron, los entrenaron», sentencia de forma contundente un personaje en esta feroz obra compuesta por relatos, fragmentos líricos y ejercicios de lenguaje, pero también por textos que reconocemos sombríamente como demasiado cercanos, como folletos, publicidad y panfletos. «Facsímil» aborda el fracaso de un sistema educativo que ha perpetuado desigualdades y precarizado la experiencia. Es un libro que se opone a la ilusión de una única respuesta, que rechaza el facilismo que elimina los matices y neutraliza el pensamiento.

Publicado por primera vez en 2014, «Facsímil» acumuló elogios, ediciones y traducciones a una velocidad inesperada, demostrando que su particular mezcla de mordacidad y ternura resuena en diversas escalas, y convirtiéndose en una de las obras fundamentales de Alejandro Zambra.



 

Un libro misceláneo sobre la vida y la literatura. Una muestra del talento de orfebre de Alejandro Zambra.

Esta colección de ficciones, ensayos y crónicas puede ser interpretada como una fervorosa defensa de la creación literaria, un llamado a desafiar las reglas del juego o el resultado de una reflexión obsesiva (y compulsiva) en torno a las palabras. O puede ser todas esas cosas a la vez, o incluso ninguna de ellas, ya que, como sugiere su título, este extravagante y delicioso libro apunta en múltiples direcciones, resistiéndose a ser definido por una única categoría.

En las once piezas reunidas aquí, reconocemos plenamente la voz personalísima de Alejandro Zambra, aunque el autor juega constantemente con las máscaras, como si se adhiriera al lema de Fernando Pessoa que menciona de pasada: «Combatir es no ser capaz de combatirse». Estas páginas están impregnadas de humor, melancolía, calidez y desenfado, además de algunas contradicciones escandalosas, como ocurre en la conferencia que da nombre al volumen, donde Zambra declara su rechazo a dos cuentos inéditos y promete no publicarlos nunca, pero luego, de manera totalmente inconsistente, decide incluirlos en este mismo libro (lo cual, ciertamente, alegra a sus lectores).

Imágenes que abarcan diferentes generaciones y alegatos íntimos reclaman su derecho a mezclarse con reflexiones sobre la creación, la traducción literaria, el acento, la extranjería, el aborto, la paternidad, la educación e incluso con inesperadas disquisiciones sobre un pulpo de juguete o los estados de ánimo de Mario Vargas Llosa. Instantáneas de la vida en Santiago, Nueva York o la terremotada Ciudad de México pueblan este libro, que también incluye una declaración delirante de amor a Buenos Aires.

«Tema libre» agrega un capítulo impensado a la aclamada obra de Alejandro Zambra, quien se ha convertido en un autor fundamental de la literatura latinoamericana.



 

Alejandro Zambra regresa triunfal al mundo de la narrativa con esta magnífica obra que explora las complejas relaciones familiares, los poetas y aquellos menos dotados para la poesía. Es una hermosa declaración de amor a la poesía, llena de encanto y humor.

A lo largo de esta novela, Gonzalo se presenta como un aspirante a poeta y un padrastro que actúa como si fuera el padre biológico de Vicente, un niño que desarrolla una obsesión por la comida para gatos y, años más tarde, rechaza la idea de estudiar en la universidad para perseguir su sueño de convertirse en poeta, a pesar de los consejos de Carla, su madre orgullosamente solitaria, y de León, un padre mediocre aficionado a coleccionar autos de juguete.

El poderoso mito de la poesía chilena, mencionado por un personaje secundario que hace referencia a los premios de la Academia Sueca, es puesto bajo revisión y cuestionado por Pru, una periodista estadounidense que se convierte en testigo accidental de ese esquivo e intenso mundo de héroes e impostores literarios.

Tal como afirmaba Nicanor Parra, «la verdadera seriedad es cómica», y esta novela, que se centra en poetas que menosprecian las novelas, lo demuestra de manera brillante.

El laberinto de la masculinidad contemporánea, los trágicos altibajos del amor, las familias efímeras o disfuncionales, la desconfianza generalizada hacia las instituciones y las autoridades, el valiente y obstinado deseo de pertenecer a una comunidad en parte imaginaria, el sentido de la escritura y la lectura en un mundo hostil que parece desmoronarse a gran velocidad… Son múltiples los temas que este hermoso, convincente y desenfadado libro plantea con audacia. Alejandro Zambra, autor de obras emblemáticas como «Bonsái», «Formas de volver a casa», «Mis documentos» o «Facsímil», regresa triunfalmente al mundo de la novela con esta obra que lo consolida como una de las voces esenciales de la literatura latinoamericana en lo que llevamos del siglo XXI.



 

El libro de Alejandro Zambra, extraordinariamente singular e inclasificable, combina en perfecta armonía el diario de paternidad, la «carta al hijo» y la pura ficción.

Aunque este libro, titulado Literatura infantil, tiene un nombre engañoso, es importante advertir que incluye un magnífico cuento que aborda el lenguaje vulgar y un relato lisérgico en el cual un hombre intenta, durante un viaje terapéutico con hongos, redescubrir el complicado arte de gatear. Si por casualidad algún niño llegara a estas páginas, debería leerlas acompañado de un adulto, a pesar de que son los propios niños quienes, a su manera, protegen a los adultos del desánimo, el egocentrismo y la dictadura del tiempo cronológico.

«Ser padre implica dejarse vencer hasta el día en que la derrota sea verdadera», afirmaba Alejandro Zambra en su célebre novela Poeta chileno, una idea que resurge en este cautivador libro, escrito «en estado de apego» o «bajo la influencia» de la paternidad. Su temática principal es la infancia y cómo el nacimiento y el crecimiento de un hijo no solo transforman el presente y el futuro, sino que también sacuden nuestras concepciones del pasado.

Así, accedemos a un tratado falsamente serio o seriamente falso sobre la «tristeza futbolística» o a una conmovedora historia acerca de la pasión de un padre por la pesca. Este mismo padre, años más tarde, le regala un pasaje a Nueva York a su hijo a cambio de que se corte el pelo y, mucho más adelante, comienza una extraordinaria conversación con su nieto a pesar de la distancia, una intimidad tan natural ahora como antes imposible y largamente anhelada.

El diario de paternidad, la «carta al hijo» y la ficción pura conviven en extraña armonía a lo largo de este libro, que puede ser leído como un manual heterodoxo para padres primerizos o simplemente como un nuevo y brillante capítulo que enriquece la magnífica obra de uno de los escritores latinoamericanos más relevantes de las últimas décadas.


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