Crítica del libro "Cuando el cielo se vuelva amarillo" de Nerea Pascual

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    Crítica del libro "Cuando el cielo se vuelva amarillo" de Nerea Pascual

    Desde el primer capítulo de "Cuando el cielo se vuelva amarillo" se percibe la intención de Nerea Pascual de sumergir al lector en un universo alternativo. Esta novela, que fusiona hábilmente elementos de ciencia ficción y una profunda introspección sobre la condición humana, logra en varios momentos desafiar las expectativas del lector, llevándolo a confrontar sus propias ideas sobre la identidad, el amor y los sacrificios en un mundo que se está desmoronando. ¿Es acaso la obra de Pascual una meditación sobre el apocalipsis interno tanto como el externo? Esas preguntas, que surgen como luces en el horizonte, son las que mantienen el motor de la historia en movimiento.

    Introducción a la trama y el contexto

    La historia está ambientada en un futuro distópico donde el cielo, una vez azul, ha adquirido un tono amarillo permanente debido a un fenómeno atmosférico que los científicos han llamado "La Decadencia". Este evento afecta tanto al entorno como a las emociones de los personajes, generando una sensación de asfixia y desesperanza en cada página. La protagonista, Lía, una investigadora que trabaja en una base subterránea, intenta descubrir la causa de esta transformación, al tiempo que enfrenta la fragmentación de su relación con otro personaje clave, Iván.

    Desde un principio, Pascual se centra en la experiencia psicológica de Lía, más que en el aspecto científico, algo que puede resultar sorpresivo para aquellos que esperen un enfoque puramente técnico de la ciencia ficción. La autora usa el fenómeno atmosférico como una metáfora de la crisis interior de Lía y de la humanidad misma, desdibujando las líneas entre lo personal y lo universal.

    Puntos positivos:

    La riqueza de "Cuando el cielo se vuelva amarillo" radica en su capacidad para explorar temas complejos a través de un lenguaje poético y evocador. Pascual no teme sumergirse en las emociones contradictorias de sus personajes, logrando que los lectores empatizen con su dolor y sus dudas. Las descripciones del cielo y del entorno, que en otras novelas de este género podrían ser un mero telón de fondo, aquí se convierten en un personaje más, una presencia constante que influye en cada decisión y pensamiento de Lía. La habilidad de Pascual para personificar el cielo amarillo y dotarlo de un simbolismo casi religioso es, sin duda, uno de los mayores logros de esta obra.

    Otro punto fuerte de la novela es su enfoque en la introspección. La historia de amor y pérdida entre Lía e Iván, aunque en ocasiones podría parecer secundaria frente a la trama apocalíptica, se convierte en el núcleo emocional que da cohesión a la narrativa. Pascual construye su relación de manera gradual, mostrando cómo el cambio en el cielo afecta también sus sentimientos y sus miedos. Esto añade una capa de complejidad y humanidad al relato, alejándolo de la frialdad que a veces caracteriza a las historias de ciencia ficción distópica.

    Además, Pascual ha demostrado una notable destreza para crear diálogos auténticos y emocionalmente cargados. A través de las conversaciones entre Lía e Iván, el lector puede vislumbrar no solo sus aspiraciones y miedos, sino también las tensiones que el fenómeno del cielo amarillo ha causado en sus vidas. La prosa de Pascual se vuelve especialmente potente en estos momentos, donde lo emocional y lo filosófico se entrelazan, dando lugar a algunas de las citas más memorables de la novela.

    Puntos negativos:

    Sin embargo, aunque "Cuando el cielo se vuelva amarillo" tiene una profundidad innegable, no es una novela exenta de fallos. En varios puntos de la narrativa, la insistencia de Pascual en los monólogos internos de Lía y las reflexiones existenciales puede volverse tediosa para algunos lectores. Esta decisión estilística, si bien añade una gran dosis de introspección, ralentiza el ritmo de la trama y puede hacer que la historia pierda fuerza en los momentos en que más se necesita un desarrollo acelerado o una resolución de conflictos externos.

    También he encontrado que algunos personajes secundarios carecen de la profundidad que se les otorga a Lía e Iván. Aunque estos personajes representan ciertas ideas o posturas en relación con el fenómeno del cielo amarillo, en muchos casos su presencia se siente funcional, limitada a ser vehículos para plantear debates filosóficos o científicos sin un desarrollo propio. Esto puede restar realismo a ciertas interacciones y hacer que el universo de la novela se sienta menos tangible.

    Vosotros, lectores, ¿habéis sentido alguna vez que el cielo sobre vosotros cambia de color cuando algo importante sucede en vuestra vida? ¿Os ha atrapado alguna historia de ciencia ficción que, en lugar de explorar lo exterior, os haya llevado a mirar vuestro propio interior? ¡Espero vuestros comentarios para descubrir cómo habéis interpretado esta novela y qué emociones ha despertado en vosotros!
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