De dibuixar d’amagat a crear Les Tres Bessones: l'extraordinària història de vida de Roser Capdevila

Esta noticia ha sido escrita por Roger Casadejús Pérez.

LOS PRIMEROS AÑOS Y LA PASIÓN POR EL DIBUJO

Roser Capdevila nació el 23 de enero de 1939 en Barcelona, en una época marcada por la posguerra y las limitaciones culturales y sociales impuestas por el régimen franquista. Desde muy pequeña, mostró un interés innato por el dibujo, una pasión que cultivó de manera autodidacta. Sin embargo, en un entorno donde las artes no siempre eran vistas como un camino viable, Roser tuvo que encontrar formas de alimentar su creatividad de manera discreta.

A pesar de las dificultades, Capdevila nunca dejó de lado su amor por el arte. Dibujaba en los márgenes de sus cuadernos escolares y aprovechaba cualquier oportunidad para plasmar sus ideas en papel. Este arte de dibujar "d’amagat" (en secreto) no solo fortaleció su técnica, sino que también desarrolló en ella una imaginación desbordante que más tarde se reflejaría en sus obras.

EDUCACIÓN Y FORMACIÓN ARTÍSTICA

Con el tiempo, Roser decidió formalizar su educación artística. Estudió en la Escuela Massana de Barcelona, una de las instituciones más prestigiosas en el campo de las artes y el diseño. Allí, Capdevila pudo perfeccionar sus habilidades y ampliar sus conocimientos en diversas técnicas artísticas. La Escuela Massana no solo le proporcionó las herramientas técnicas necesarias para su desarrollo como ilustradora, sino que también le ofreció un entorno donde pudo conectar con otros artistas y nutrirse de diferentes corrientes creativas.

Durante este período, Capdevila se empapó de las corrientes artísticas de la época, incorporando elementos del arte contemporáneo y tradicional en su propio estilo. Esta mezcla de influencias enriqueció su obra, dotándola de un carácter único y fácilmente reconocible.

INICIOS PROFESIONALES Y PRIMEROS PROYECTOS

Después de completar su formación, Roser Capdevila comenzó a trabajar como ilustradora freelance. Sus primeros proyectos estuvieron relacionados principalmente con la ilustración de libros de texto y material educativo, un campo que le permitió explorar diferentes estilos y técnicas. A medida que ganaba experiencia, su reputación como ilustradora comenzó a crecer, lo que le abrió las puertas a colaboraciones más ambiciosas.

La década de 1980 marcó un punto de inflexión en su carrera. Fue durante este tiempo que Roser Capdevila comenzó a dar forma a lo que se convertiría en su obra más emblemática: Les Tres Bessones. Inspirada en sus propias experiencias como madre de trillizas, Capdevila creó una serie de cuentos que narraban las aventuras de tres hermanas traviesas y su relación con la Bruja Aburrida. Este concepto no solo capturó la imaginación de los niños, sino también la de los adultos, quienes encontraron en sus historias un reflejo de la vida cotidiana y la fantasía.

EL NACIMIENTO DE LES TRES BESSONES

El debut de Les Tres Bessones fue un éxito inmediato. Las historias, llenas de humor, ingenio y un toque de magia, resonaron con los lectores y rápidamente se convirtieron en un fenómeno editorial. El éxito de los libros llevó a la creación de una serie de televisión homónima, que se emitió en más de 150 países y fue traducida a numerosos idiomas.

La serie de televisión no solo amplificó la popularidad de los personajes, sino que también permitió a Capdevila explorar nuevas formas de narrativa visual. A través de la animación, pudo dar vida a sus personajes de una manera dinámica y envolvente, consolidando su presencia en el imaginario colectivo de varias generaciones.

RECONOCIMIENTO Y LEGADO

El impacto de Les Tres Bessones en la cultura popular fue significativo. Roser Capdevila recibió numerosos premios y reconocimientos por su contribución a la literatura infantil y la animación. Su obra no solo destacó por su calidad artística, sino también por los valores que transmitía: la importancia de la familia, la creatividad y la curiosidad por el mundo.

A lo largo de los años, Capdevila continuó desarrollando su carrera con nuevos proyectos y colaboraciones. Su legado, sin embargo, está indisolublemente ligado a Les Tres Bessones, una obra que sigue siendo un referente en el ámbito de la literatura infantil y que continúa inspirando a nuevas generaciones de lectores y artistas.

CONCLUSIÓN

La historia de Roser Capdevila es un testimonio del poder transformador del arte y la imaginación. Desde sus humildes inicios dibujando en secreto hasta convertirse en una figura mundialmente reconocida, su trayectoria es un ejemplo de perseverancia, creatividad y amor por el arte. Les Tres Bessones, su obra más icónica, no solo ha dejado una marca imborrable en la literatura infantil, sino que también ha demostrado que los sueños pueden hacerse realidad con dedicación y pasión.

Roser Capdevila continúa siendo una fuente de inspiración para muchos, recordándonos que, incluso en los momentos más difíciles, el arte puede iluminar el camino hacia un futuro lleno de posibilidades.