Libros de Raquel Antúnez

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❤️ Biografía de Raquel Antúnez

Los padres de Raquel Antúnez emigraron a Venezuela en 1981, donde ella nació, pero unos meses después la familia regresó a Las Palmas, donde creció y ha vivido desde entonces. Es madre de dos hijos y muy trabajadora, tanto dentro como fuera de casa. Desde muy joven se aficionó a la lectura y, sobre todo, a la escritura en la escuela, lo que le llevó a publicar «Contra los Límites».

Después autopublicó Las tarántulas venenosas no siempre devoran a los dioses griegos, y en mayo de 2012 Tombooktu, sello de la editorial Nowtilus, publicó el thriller de tintes románticos Redes de Pasión, al que siguió en 2014 ¡A otra con ese cuento! publicada por Alentia Editorial, y en verano de 2016 con la novela Te encontraré, publicada por el I Concurso de Novela Romántica de Romantic Ediciones, que fue preseleccionada y seria publicada por la misma editorial en 2017; en diciembre de 2016 se publicó esta obra, Besos sabor a café.

 

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La sentencia fue dictada, una que no compartía, una contra la cual había estado luchando durante cuatro años de mi vida. Una vida que hasta ese momento parecía perfecta, junto a mi esposo, Isidro, con un prestigioso cargo como jueza penal. Sin embargo, al estampar mi firma en aquel documento, supe que mi existencia se había desmoronado por completo. Necesitaba un respiro, alejarme de todo; trabajo y matrimonio incluidos. Así que, tras solicitar una excedencia, me trasladé al pueblo donde crecí, a Costamata de Gradec, para regresar junto a mi familia y amigos.

Pero lejos de encontrar la paz y la tranquilidad que tanto necesitaba para recuperarme del duro golpe, me enfrenté a la desaparición de Irache, mi ahijada. Me presenté ante el inspector Samuel Farias, hermano de mi mejor amiga de la infancia, dejándole en claro que no me quedaría de brazos cruzados. Él me permitió involucrarme en el caso y colaborar en la investigación. La encontraría, cueste lo que cueste, con su apoyo o sin él.



 

Mi nombre es Lucía y tengo dos convicciones muy arraigadas: primero, que las apariencias suelen ser engañosas y, segundo, que los príncipes azules solo existen en los cuentos de hadas. No volveré a confiar en un hombre nunca más. ¡Que busquen a otra para sus historias ficticias! No solo me han dejado desamparada y con la autoestima por los suelos, sino que además, como bien dice mi madre, las desgracias nunca vienen solas. Me siento aplastada por el peso del mundo, casi literalmente. Agradezco tener a Silvia y Carol a mi lado, porque sin ellas, no sé cómo lo superaría.

Por si fuera poco, ahora no solo me han asignado a una oficina infernal con una jefa que me hace la vida imposible, sino que también tengo que lidiar con ÉL, el molesto acosador que se hace llamar Marcos. Sí, es guapo, pero vaya que es pesado.

¿Quieres saber cómo me las ingenio para salir adelante en esta situación? Entonces, toma asiento, que te lo voy a contar.



 

Gea ha decidido que ya ha sido engañada lo suficiente por los hombres. Después de que su ex novio, el engañador, se fuera con esa otra mujer. Un encuentro inesperado cambia todos sus planes y revoluciona su vida por completo.

La mente de nuestra protagonista divaga en fantasías, pero su corazón permanece cerrado a cualquier posibilidad. ¿Cómo podrá resolver esta situación Héctor?



 

Apareció en mi vida y se adentró en mi mente, revolucionándolo todo y colándose incluso en mis sueños más íntimos… y clamé, clamé en mi interior buscando su salvación, pero con los pies firmes en el suelo, tuve la certeza de que solo yo podía rescatarme.

Una vez más, me enfundé en mi ropa más confortable, aumenté el volumen de mi lista de Spotify al máximo y salí a correr… y allí estaba él, como cada mañana, explorando su entorno junto a su perro mientras revisaba de vez en cuando la hora en su reloj.

Al divisarme, esbozaba una sonrisa y disimulaba como si no estuviera esperándome, tal como yo ocultaba mi corazón agitado y el deseo ferviente de acercarme a él. Sin embargo, no podía hacer más que continuar mi camino, sintiendo cómo mi ropa interior se humedecía…



 

Me llamo Diana y tengo que admitir que soy un poco peculiar. Soy una persona franca, directa y con un carácter bastante fuerte, aunque a veces me paso de la raya, ¡qué se le va a hacer! Mi filosofía de vida es simple: vivir sin arrepentimientos y enfrentar cada situación con determinación. Soy fanática de la Coca Cola y tengo mis dudas sobre el amor. Sé que suena un poco pretencioso, pero ¿qué puedo hacer? Soy un cúmulo de virtudes, ¿qué más puedo decir?

Por otro lado, me presento, soy Fernando, un hombre sencillo y independiente. Mi vida está marcada por una rutina estable: trabajar, comer, dormir, disfrutar de unas cervezas con amigos, algún que otro ligue de fin de semana y vuelta a empezar. Todo muy simple, al igual que yo. Sin embargo, todo cambió cuando tuve un encuentro inesperado en Barcelona con una mujer un tanto excéntrica. Una mujer singular, cruel, brusca y radical como ninguna otra que hubiera conocido antes.

¿Qué tienen en común Diana y Fernando? La respuesta es Adriana.

Después de un año disfrutando de los besos con sabor a café, Carlos prepara una sorpresa para Adriana en la que participarán todos sus amigos y familiares…

¿Qué depara el destino para estos dos personajes? ¿Serán capaces de superar sus diferencias después de un encuentro caótico? ¿Qué sucede cuando aquello en lo que no creías comienza a manifestarse? ¿Qué es esa sensación en el estómago? ¿Será que la cena les sentó mal o es que ha saltado la chispa del amor?



 

Mi nombre es Arinegua y estoy en un embrollo total porque me siento atraída, pero al mismo tiempo no, o tal vez sí… ¡Es que no tengo ni la menor idea! ¡Qué lío! Mientras tanto, mi amiga Mayra se parte de risa frente a mí. Ya me vengaré de ella, ya… Menos mal que también cuento con Sabrina.

Necesito enfocarme. Veamos… Me encanta el pan, eso sí lo tengo claro, y a ÉL le gusta mi diente de león, eso es todo lo que sé. ¿Te mencioné que estoy en un lío total? Por suerte, pronto me mudaré de ciudad. ¡Me han aceptado en el trabajo de mis sueños! Viviré con mi amiga (la que no se ríe de mí) y conoceré a Gus.

¿Quién es Gus? ¡Si pudiera contarte! Y así es como me encuentro ahora mismo… con mi vida completamente revuelta: un panadero que me saca de quicio, dos amigas que a veces me dan ganas de comérmelas y otras de matarlas, mi nuevo colega de trabajo, mi familia, la misteriosa niña y mi diente de león…

¿Qué más necesitas saber para entenderme?



 

Me llamo Martina y seguramente te estarás preguntando a qué me dedico. La verdad es que no lo tengo muy claro. Lo único que sé es que hace un par de años, mi vida era un completo desastre. Odiaba mi trabajo, a mis colegas… Así que decidí hacer un cambio radical.

Fue entonces cuando apareció Belle Extreme en mi horizonte como un oasis en medio del desierto, aunque sin ser un espejismo ni un oasis… más bien era una tienda de moda especializada en tallas grandes. Maca, mi jefa, se fijó en mí y en mis curvas y, de repente, ¡boom!, surgió una oportunidad laboral para mí. Algunos dicen que soy como un maniquí viviente, otros que soy una vendedora, también hay quienes insisten en que soy modelo y los más osados incluso afirman que soy una influencer. La verdad es que no tengo ni idea, pero algo de todo eso debe de ser.

Dos años después de ese encuentro fortuito, las cosas comenzaron a complicarse un poco. Y mis mejores amigas pusieron a Ángel en mi camino. Sí, el mismo Ángel que se convirtió en una especie de demonio para mí, complicándome la existencia y tratando de enderezar mi vida a su manera, o más bien de mandarla al traste, no estoy muy segura.

Fue entonces cuando empecé a odiar muchas cosas o, como diría mi amiga Carol, a «cucarachear» muchas cosas. Ya lo sé, probablemente no entiendes nada de lo que estoy diciendo… Pero tranquilo, que te lo voy a explicar.



 

Tres pilares sostienen la existencia humana: amor, pasión y experiencias que nos sacuden hasta lo más profundo. ¿Qué ocurre cuando el corazón empieza a latir con fuerza al ver a esa persona que nos encanta? Sin duda, una sonrisa pícara se dibuja en nuestros labios.

Y ¿qué sucede cuando el éxtasis de la intimidad nos envuelve en un torbellino de sensaciones? Ahí mismo, en ese preciso momento, comprendemos la magnitud de lo vivido, y ansiamos repetirlo una y otra vez.

Pero, ¿qué hay de esas otras emociones que acompañan al amor y al deseo? Hablo de las complejidades del alma, las risas compartidas, los momentos de locura, la complicidad con amigos y familiares. Porque detrás de la apariencia reluciente de la pasión y la felicidad, se esconde una paleta de colores que nos desafía, nos sorprende y nos enriquece.

Amor verdadero, amistades auténticas, lazos familiares que perduran, risas que traspasan fronteras y sí, ese tipo de encuentros íntimos que nos erizan la piel. ¿Te atreves a explorarlos? El desafío está lanzado, y la recompensa, en la sonrisa que se grabará en tu rostro al final del camino.



 

Mertixell y Ariadna, dos amigas y periodistas de renombre en un influyente medio de comunicación, se ven inmersas en la investigación policial del más buscado asesino en serie de los últimos tiempos.

San Antonio y Santa Catalina, dos ciudades unidas por una serie de eventos que sacudirán al país entero, serán el escenario donde estas dos compañeras, tan dispares entre sí, colaborarán estrechamente con las autoridades policiales, convirtiéndose en piezas fundamentales para resolver el siniestro rompecabezas que desembocará en una sorprendente conclusión.

A la ya intensa tensión de la investigación se suma el caos que invade la vida privada de ambas protagonistas, con emociones encontradas, nuevas, inapropiadas, explosivas… aunque nada de esto logra detener su determinación. La complejidad de la situación se ve aún más agravada por los sentimientos encontrados que deben enfrentar.

¿Lograrán Mertixell y Ariadna capturar al temido Asesino del Mordisco?

Este inesperado thriller erótico, narrado en dos voces, ofrece una mezcla única de suspenso y erotismo que cautivará al lector desde la primera página hasta el desenlace final.



 

Mi nombre es Vero, aunque algunos me conocen como Besapiedras. Y es que, lamentablemente, he pasado demasiado tiempo tropezando con la misma piedra en mi camino: él, mi perdición. Es atractivo, encantador, con un físico envidiable… pero también es ilógico, egocéntrico, y egoísta. Es como un encantador de serpientes, tiene todas esas cualidades que lo hacen irresistible pero también peligroso. Y yo, en mi ceguera o necedad, básicamente estoy totalmente enamorada de él, incapaz de poner fin a esta tortura.

Dicen que la vida tiene formas de poner las cosas en su lugar. Tal vez sea el karma, el destino o alguna fuerza cósmica, no lo sé. No sé quién lo puso en mi camino, o si simplemente tropecé con él por casualidad. Ni siquiera estoy segura de quién es realmente. Pero de repente, he abierto los ojos y ahí está, a mi lado, bajo las sábanas. Y ¿sabes qué? Decido quedármelo. Sí, me lo quedo. ¿Puedo hacerlo?

¿Cuántas veces has tropezado con la misma piedra en tu vida? ¿Cuántas veces te has aferrado a un amor que sabes en el fondo que solo te hace daño? Es una pregunta que muchos nos hemos hecho. Es difícil deshacerse de algo que sentimos tan profundamente, incluso si sabemos que nos está arrastrando hacia abajo.



 

¡Vamos allá! ¡Que no! ¡Que no me llamo Molly ni nada por el estilo! Mi jefa, que tiene ese don de la simpatía, se divierte mucho en la oficina. Pero sí, es cierto que veo fantasmas, aunque eso sea algo que nadie en mi entorno conoce, ya que tuve suficiente con que mi madre me llevara al psiquiatra cuando era niña. Hasta que finalmente confesé: «No, no he visto a mi abuelo muerto molestando a mi abuela y escondiéndole cosas para burlarse de ella, me lo he inventado todo, señor doctor», y ahí terminó mi tormento. Debería haberlo hecho antes, la verdad.

Hola, soy Jimena y veo fantasmas.

Hola, Jimena, te queremos, Jimena…

Gracias, gracias…

En fin, ¿quién iba a imaginar que este «don» mío me llevaría al trabajo de mi vida donde conocería al moreno que me tiene loca? Al principio parecía algo bueno, un poco seco, pero era todo amor, solo tenía que… Te lo suelto así, sin rodeos: solo tenía que seguir los consejos de su hermana muerta, que apareció de repente en la oficina para hacerme la vida imposible, aún más, me refiero.

En fin…, mi día a día es un caos, una de mis mejores amigas es un fantasma y la otra, bueno, a la otra le falta un tornillo, pero ¿a quién no? Y encima entra este hombre en la ecuación que me saca de quicio a la vez que me encanta. Siéntate, siéntate, porque te vas a reír un rato cuando te lo cuente.



 

Guirnaldas, campanas, luces de colores, villancicos, multitudes…
Todo esto me provoca urticaria. Por eso, este año he optado por pasar las fiestas en una cabaña apartada, lejos del bullicio. Era un plan perfecto, no veía ningún inconveniente.

¿Quién iba a imaginar que Papá Noel me enviaría un elfo en forma de adonis para devolverme la fe en la magia navideña? ¿Será suficiente para reavivar mi espíritu festivo?



 

«Cien páginas, treinta días».

Ese fue el mensaje que desencadenó mi pesadilla. Se avecinaba el desastre, mi vida patas arriba. ¿Cien páginas en treinta días? ¿Cómo podría lograrlo después de pasar un año apenas encendiendo la computadora, excepto para buscar sitios web relacionados con la escritura? ¿Y qué le había sucedido a Bárbara para que de repente actuara como poseída por el demonio? ¿Alguien podría explicármelo? Las malas noticias, de una en una, por favor. Afortunadamente, apareció Valentina, mi salvadora. Ya lo verán, ya.

¿Santa Valentina? Sí, santa yo y santa mi paciencia, después de todo lo que he tenido que soportar.

¡Madre mía! Nunca he conocido a un hombre tan desastroso como el afamado escritor Alessander Boneta, pero, entre tú y yo, no está tan mal y, aunque me costó darme cuenta, tiene un buen corazón.

Cuando vi aquel anuncio que decía: «Se busca ghostwriter», nunca imaginé cómo cambiaría nuestras vidas.

¿Te lo contamos?



 

Si te cautivó «Treinta días para salvarte el culo», entonces no puedes dejar pasar «Veinte motivos para olvidarte del amor», donde te reencontrarás con Alessander y Valentina y conocerás la historia de sus amigos: Lea y Julien.

Tengo un decálogo, un auténtico decálogo de razones por las cuales enamorarse no es una buena idea. Me lo repito como un mantra cada mañana, lo he memorizado, sí, porque es importante. Y enamorarme no está en mis planes, pero claro, hay otras cosas para las que sí necesito a un hombre y me gustan más que a un tonto un lápiz; follar, básicamente.

Así que, Lea, cariño, cuidado con traspasar la línea. Todo iba de maravilla hasta que conocí a Julien, el abogaducho ese que se cruzó en mi camino gracias a mi mejor amiga. Desde el momento en que nos conocimos, hubo una conexión especial, aunque no tiene nada que ver con que él se viera amenazado, ligeramente, con un bolígrafo BIC a la altura de su cuello.

En fin…, mejor no recordar. No, tío, no me engañas. Veo el juego del gato y el ratón venir, ese será nuestro juego.

Imagina la escena: salgo del ascensor, estoy acostumbrado a este tipo de situaciones, pero esta vez es más desagradable porque Valentina es una buena chica. ¿Puedes imaginar mi sorpresa cuando me dirijo al rellano y me encuentro con una mujer, la mujer más jodidamente sexy que he visto en mi vida, amenazándome con un bolígrafo? Flipé, sí, y eso solo fue el comienzo, una tortura total.

Me pone nervioso, en todos los sentidos, no sé si terminaré muriendo de un infarto o qué. Lo mejor sería olvidarme de ella, sí, eso es lo mejor. Venga, loca, déjame en paz.

Y así, se acabó, cada uno por su lado… ¿o no?



 

Imagínate este escenario: estás disfrutando de un día relajado en la playa, sintiendo el cálido sol acariciar tu piel. De repente, al abrir los ojos y levantarte de la toalla, ¡zas! Te das cuenta de que tus bragas han desaparecido sin que te des cuenta. O quizás estás concentrado en tu trabajo, con tus auriculares puestos y moviéndote al ritmo de Shakira, cuando te das la vuelta y, ¡pum!, otra vez te sorprende la situación. O simplemente, en una tarde cualquiera, estás en casa, cómodamente vestido con tu pijama de las Supernenas, listo para bajar la basura, y ¡zasca!, ocurre de nuevo (parece que las bragas tienen vida propia).

Ya lo decía mi madre: «Deja de tomar el sol sin gorra, que te quedas tonta». O quizás la culpa la tenga mi mejor amiga, que siempre me anima a tomar un chupito más. ¿Y ahora qué? ¿Eh? ¿Qué hago ahora? Porque esto no puede ser normal, ¿verdad? Debe ser el resultado de alguna neurona calcinada, ¿no crees? Te digo que esto no es para nada normal.

A veces siento que estoy viviendo en una comedia romántica de esas que ves en la tele, donde sin querer te encuentras con el chico guapo en cada esquina, pero la realidad siempre es diferente, y en este caso, viene acompañada de algunos inconvenientes (o no tan pequeños).

«Pies, ¿para qué os quiero? Alejadme del mal».

Pero, ¿sabes qué? Incluso huyendo de él… ¡me lo vuelvo a encontrar! Grrr. «¡Otra vez tú!». Sujétame, que le arreo de verdad.

¿Quieres que te cuente cómo me libro de esta situación?



 

Cuando tu vida parece un caos total y solo encuentras refugio en la monotonía del trabajo, y justo en ese momento tu jefa te obliga a tomar unas vacaciones forzosas, ¡justo en la época navideña!, eso sí que es un golpe bajo, sobre todo cuando hace apenas un año perdiste a tu padre. ¿Qué hacer en esa situación? La respuesta es simple:

1.- Abastécete de una buena cantidad de golosinas, Doritos y Coca-Cola.

2.- Apaga tu teléfono móvil y tíralo por ahí.

3.- Ponte el pijama más cómodo y descuidado que tengas en el cajón.

4.- Por último, deja que el tiempo pase viendo películas y series sin parar.

¿Qué te parece este plan? ¡La verdad es que es genial! Claro, algunos detalles como tener las ventanas cerradas herméticamente desde hace días, excederse un poco con la calefacción y olvidarse de tomar una ducha son solo nimiedades. Para mí, todo es perfecto y maravilloso, si no fuera por ese molestoso individuo llamado Ulises, quien, armado con su llave de repuesto, ha decidido irrumpir en mi santuario y sacarme del «bucle de autodestrucción», como él lo llama… aunque quizás sea un tanto exagerado.

¡Es para lo que están los amigos!, pero es que además ha conseguido el apoyo de Patri, la guinda del pastel, quienes no paran de insistirme en que salga más, me divierta un poco (¿y acaso no es disfrutar de Doritos y golosinas una forma de diversión?) y busque un nuevo pasatiempo (ver películas y series es un hobby tan válido como cualquier otro, ¿no crees?).

¡La culpa de todo esto es de ellos dos! ¡O no, espera!, ¡la verdadera culpable es mi jefa, esa arpía! ¿Cómo se atreve a obligarme a tomar vacaciones cuando yo estaba tan tranquila?

En fin, ahora sí que estoy en un verdadero aprieto, algo debe haber pasado mientras dormía, tal vez me golpeé la cabeza o mi última neurona ha decidido desconectarse, porque de repente… de repente creo que me he enamorado de mi mejor amigo. ¿Puedes creerlo? Es la mayor metedura de pata de la historia. Preparemos el escenario para el drama, en tres, dos, uno… ahora veremos cómo salgo de esta.


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