Cuando España quemaba libros: “Las librerías siguen siendo subversivas”

Esta noticia ha sido escrita por Roger Casadejús Pérez.

LA INQUISICIÓN Y EL ÍNDICE DE LIBROS PROHIBIDOS

La censura en España tiene raíces profundas que se remontan a la época de la Inquisición. La Iglesia Católica, en su esfuerzo por mantener la ortodoxia religiosa, creó el Índice de Libros Prohibidos. Este listado incluía obras que se consideraban heréticas o peligrosas para la fe y la moral. La lectura de estos libros estaba prohibida bajo pena de excomunión.

El control sobre el conocimiento era un medio eficaz para limitar el pensamiento crítico y mantener el status quo. La Inquisición no solo prohibía libros, sino que también organizaba quemas públicas de aquellos considerados peligrosos. Estas acciones buscaban erradicar ideas contrarias a las enseñanzas de la Iglesia y evitar que se propagaran entre la población.

LA CENSURA EN EL SIGLO XIX

Con el advenimiento del liberalismo en el siglo XIX, España experimentó un vaivén entre aperturas y cierres culturales. Las distintas constituciones y gobiernos influyeron en el grado de libertad de prensa y publicación. Durante los periodos absolutistas, se reinstauraron mecanismos de censura, mientras que en los momentos de gobierno liberal se promovió una mayor libertad de expresión.

A pesar de los esfuerzos por liberalizar el acceso a la información, la censura nunca desapareció por completo. Los libros seguían siendo vigilados y controlados, especialmente aquellos que promovían ideas revolucionarias o contrarias al régimen imperante. Las librerías se convirtieron en espacios de resistencia, donde se podían encontrar obras prohibidas o de difícil acceso.

LA CENSURA FRANQUISTA

La dictadura de Francisco Franco, que se extendió desde 1939 hasta 1975, fue uno de los periodos más oscuros para la libertad de expresión en España. El régimen franquista implementó una estricta censura sobre todos los medios de comunicación, incluidos los libros. Todo el material impreso debía pasar por un riguroso proceso de revisión antes de su publicación.

Los libros considerados subversivos, ya fueran textos políticos, filosóficos o literarios, eran prohibidos y en muchos casos destruidos. El control sobre la cultura buscaba homogeneizar el pensamiento y eliminar cualquier forma de disidencia. Sin embargo, las librerías clandestinas y los círculos de lectura privados florecieron como espacios de resistencia. Estas librerías, a menudo ocultas, ofrecían un refugio para aquellos que buscaban ideas alternativas y deseaban desafiar el discurso oficial.

EL PAPEL DE LAS LIBRERÍAS COMO ESPACIOS SUBVERSIVOS

A lo largo de la historia, las librerías han jugado un papel esencial como centros de difusión cultural y resistencia intelectual. Durante los periodos de censura, se convirtieron en lugares donde se promovía el intercambio de ideas y se facilitaba el acceso a obras prohibidas.

En el contexto de la censura franquista, muchas librerías se arriesgaron al ofrecer libros prohibidos a clientes de confianza o al organizar tertulias literarias en las que se discutían ideas subversivas. Estas actividades clandestinas no solo desafiaban las restricciones impuestas por el régimen, sino que también mantenían viva la llama del pensamiento crítico y la libertad de expresión.

LA TRANSICIÓN Y EL FIN DE LA CENSURA

Con la muerte de Franco en 1975 y el inicio de la Transición hacia la democracia, España experimentó una apertura cultural sin precedentes. La censura fue oficialmente abolida, y el acceso a libros y otras formas de expresión se expandió significativamente.

Las librerías jugaron un papel crucial en este proceso de apertura. Se convirtieron en puntos de encuentro para el debate y la reflexión, y comenzaron a ofertar una amplia gama de obras que habían estado prohibidas durante la dictadura. Este periodo marcó un renacimiento cultural y una revalorización del papel de las librerías como espacios de libertad y diversidad intelectual.

EL LEGADO DE LAS LIBRERÍAS EN LA ACTUALIDAD

En la actualidad, aunque España disfruta de una libertad de expresión garantizada por la Constitución, las librerías continúan siendo espacios subversivos en el sentido positivo de la palabra. Siguen promoviendo la diversidad de pensamiento y el acceso a una amplia gama de ideas y perspectivas.

Las librerías no solo venden libros, sino que también organizan eventos culturales, charlas y presentaciones de autores que fomentan el debate y el intercambio de ideas. En un mundo donde la información está cada vez más digitalizada, estos espacios físicos siguen siendo vitales para mantener la conexión humana y el diálogo intelectual.

CONCLUSIÓN

La historia de la censura en España y el papel subversivo de las librerías nos recuerda la importancia de la libertad de expresión y el acceso al conocimiento. A lo largo de los siglos, las librerías han sido baluartes de resistencia frente a la represión, y en la actualidad continúan siendo esenciales para el enriquecimiento cultural y el desarrollo de una sociedad libre y crítica.

En un mundo donde las amenazas a la libertad de expresión pueden adoptar nuevas formas, es crucial recordar el poder de los libros y las librerías como motores del cambio social y la emancipación intelectual.